
LUCHA CONTRA EL NARCOTRAFICO

Continuar con la lucha activa contra el narcotráfico.
La inequidad, como ha dicho el Santo Padre, es fuente de violencia y de corrupción y caldo de cultivo para actividades perniciosas como el narcotráfico. Impedir el crecimiento de este flagelo y, más aún, avanzar hacia su erradicación es un imperativo moral y una necesidad política, porque cuando estas actividades ilegales se extienden y penetran el tejido social amenazan la democracia y la convivencia misma en sociedad. Elegir el camino adecuado para enfrentar este tipo de embates es crucial. Es pertinente citar nuevamente aquí a Francisco en su exhortación Evangelii Gaudium: “Algunos simplemente se regodean culpando a los pobres y a los países pobres de sus propios males, con indebidas generalizaciones, y pretenden encontrar la solución en una educación que los tranquilice y los convierta en seres domesticados e inofensivos. Esto se vuelve todavía más irritante si los excluidos ven crecer ese cáncer social que es la corrupción”. La amenaza del narcotráfico fue uno de los temas centrales de los mensajes papales durante la reciente visita de Francisco a México. “El narcotráfico es una metástasis que devora”, alertó. Y agregó: “La proporción del narcotráfico, la complejidad de sus causas, la inmensidad de su extensión, la gravedad de la violencia que disgrega y sus trastornadas conexiones, no nos consienten a nosotros, pastores de la Iglesia, a refugiarnos en condenas genéricas, sino que exigen un coraje profético”.
EL PACTO DE SAN ANTONIO DE PADUA
Contempla un compromiso para adoptar políticas y cursos de acción en materia social frente a necesidades y problemas que requieren atención inmediata, pero también estrategias de largo plazo. El Pacto de Padua conlleva la guía y liderazgo espiritual del Papa Francisco, que ha señalado reiteradamente el imperativo moral de atender la crisis de los excluidos del sistema y el daño ambiental que ponen en riesgo la convivencia en la llamada “Casa Común”.